Jesús del Peso
La Geometría del Espacio.
Misticismo y vacío escultórico
La obra de Jesús Del Peso se caracteriza por una sensibilidad que enlaza Arte y Arquitectura por medio de la construcción de volúmenes, que definen vacíos y espacios recónditos, transportando al espectador a participar en ellos por medio de la imaginación. Espacios sugerentes, místicos, arropados por las sombras activas y etéreas que en ellos se generan. Múltiples paisajes internos que activan el ser y el pensamiento.
Cada paisaje generado nos enmarca en un refugio-caverna donde existen diversas entradas a lugares que nos evocan espacios arquitectónicos místicos en total cambio, al actuar las sombras activas como una de sus principales variables definitorias.
El binomio equilibrio/desequilibrio presente en estas esculturas, surge de una relación dialéctica en la que entra en juego las masas y las proporciones. Es un descubrimiento incesante de perspectivas y apariencias diversas, sobre las cuales se fijan los marcos para crear situaciones cada vez distintas. Una lucha constante con los materiales, el acero principalmente aporta a la escultura una ligereza impropia de su naturaleza. El artista siente un gran respeto por los materiales que utiliza y que aborda con sinceridad y sin artificios. Por ello, sus creaciones tienen la curiosa capacidad de lograr conmover al observador.
Romper el volumen cerrado y la opacidad de la masa con un material pesado, constituye el propósito para concebir obras etéreas. Recurriendo al lenguaje metafórico, por medio de los procesos de laminado, plegado, desgarrado, fusión, se consigue una expansión y conquista del vacío. Abrir la densidad cerrada del volumen, descomponiendo los diferentes planos y deslizándolos hacia el espacio, hacen que la obra se vuelva etérea, porque se distancia de los hábitos perceptivos convencionales, situando al espectador en una posición más libre que cuestiona sus ataduras con lo terrenal, al emplazarlo en un paisaje místico de sombras y luces tangibles.
Espacios Pictóricos,
Una herramienta dentro del proceso de creación es el desarrollo de múltiples estudios de los diferentes paisajes internos de cada escultura. Estos paisajes los traslada por medio de la pintura al lienzo, siendo un continuo viaje de ida y vuelta entre escultura y pintura.
Así, los planos presentes en su obra pictórica, muchas veces se pliegan saliendo de la superficie de la tela para expandirse, invirtiendo el proceso cubista de desplegar los volúmenes, para extender varias de sus caras sobre el plano del lienzo.
Estructuras, llenos y vacios se transforman en pintura, reflejando los paisajes generados en las esculturas. Esos paisajes envueltos en sombras activas, y estructuras que delimitan tanto el espacio como el vacio, quedan enmarcados por medio del color. El espacio color, crea una zona de incidencia , marcada por la unidad y la continuidad. Delimitando y enmarcando así, uno de los múltiples paisajes internos generados.